domingo, 11 de septiembre de 2011

El Gran Placer

Desde temprana edad me caractericé por ser  una chica muy curiosa, siempre me llamó la atención lo desconocido, me sentía atraída por lo prohibido, lo tabú. Firme e inconmoviblemente fiel a mis convicciones, y al viejo adagio que reza: ”la practica hace al maestro”.
Yo, Camila Henao, ahora hecha toda una mujer de extraordinaria belleza y de personalidad arrolladora, la cual muchos hombres quisieran llevarme tan solo por un instante a su cama para tenerme gimiendo con pasión desmedida entre sus sabanas. En el ámbito sexual podría decirse que lo he probado casi todo, ya nada me extraña, nada me sorprende por más descabellada que sea la idea o la situación.  
Me deleitaba en mi sexualidad a plenitud,  o al menos eso creí hasta cierto día.Con un simple beso o un leve rose en mis puntos más erógenos podías hacer que me humedeciera toda, que mojara mis pantys hasta tal punto que se lograra ver la tela translúcida en mi ropa interior, y cuando llegaba la hora de la penetración y el coito conseguías que experimentara un grado de excitación y  un placer sexual indescriptible, aunque no siempre llegara a mi clímax máximo de goce y lo que mis ansías de mujer deseaban, cuando tú (hombre) si lo obtenías. Pero ese cierto día llegó, así como llega el ladrón en la noche, de repente, intempestivamente y con frenesí.
Descubrí que no necesariamente precisaba de la compañía masculina para llegar a mí clímax máximo de placer, si yo podía conseguirlo por mis propios medios. ¿Y cómo no haberlo descubierto con anterioridad? Si la respuesta estaba en mis manos literalmente, ¡sí mis manos eran la respuesta! Descubrí el gran placer que podía darme yo misma con solo acariciar mi clítoris con mis dedos y  poco a poco la humedad en mi vagina comenzaba a aparecer y aumentaba la sensación de éxtasis al tiempo que deslizaba mis dedos con suaves movimientos, accedía lentamente a mi interior. En ese momento en el que mis dedos me penetraban paulatinamente, percibía un escalofrió de placer que recorría todo mi cuerpo hasta llegar a mi punto máximo y estremecedores gemidos surgían de la profundidad de mi cuerpo, que parecía tocar el cielo.
 Ahora me pregunto, ¿Por qué no se habla de la masturbación femenina abiertamente como se hace con masturbación masculina?. Si bien es innegable que vivimos en una sociedad machista que discrimina a las mujeres por múltiples razones, y tal vez esta sea la respuesta a mi pregunta, pero lo que sí es cierto, es que  la masturbación femenina es un derecho y un deber de todas, no tenemos porque sentirnos juzgadas por realizar esta práctica, arriésgate y toma el control, explora estas habilidades autodidactas y conócete a ti misma, este tema no tiene que ser algo que amerite a entrar en el ámbito de lo tabú, ¡Fuera complejos, chicas! Conocernos a nosotras mismas es una gran ventaja!

5 comentarios:

  1. excelente publicacion, me exita como las mujeres viven su sexualidad libremente, la vives conmigo? Me llamo Ricardo, me intereza conocerte, especialemnte saber que tan hot eres, hagamos algo pervert por CAM, agrega: sex_en_veracruz@hotmail.com

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  2. Tengo que decir que este es el mejor relato sobre la masturbacion femenina que he leido ire a verte pronto mi amor siempre que sigas queriendo. te quiero mucho

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  3. camila me est volviendo loco!! CAMILA ES LA MUJER!!!!!!!

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  4. Camila, me encanta la sensualidad con la que describes ese "gran placer" que puede provenir de tus propias manos, pero debo confesar que no estoy de acuerdo totalmente con lo que dices.

    La masturbación en sí es un tabú tanto para hombres como para mujeres; en la actualidad puede tocarse más a menudo el tema en los hombres pero rara vez de una forma abierta y objetiva, generalmente es tomada como una salida lúgubre y vergonzosa ante la imposibilidad de alcanzar el verdadero placer que sólo puede ser concedido por uds. las mujeres sin embargo, uds. mismas, las mujeres, en su gran mayoría, se empeñan en negar ese instinto; ese deseo de placer sexual haciéndolo por si mismo algo indigno que debe ser suprimido o limitado ya que el libertinaje sexual propio de los hombres es una muestra de nuestra primitividad.

    No es una cuestión nacida completamente del machismo, es alimentado a diario por el prejuicio de mujeres que rebajan la búsqueda de placer a la animalidad descompensada del hombre solitario en lugar de reconocer que es un rasgo de humanidad.

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