jueves, 1 de diciembre de 2011

DE LA MUERTE Y OTROS ENAMORADOS

Los espíritus conspiran alrededor de una baraja de cartas bañada en una fina seda, olor a tabaco y un poco de ron por si a las 3 potencias les da la gana de brindar con un poco de licor. Olimpia, como usualmente la conocen, pone a su disposición sus dotes de amarramiento, desespero y ataduras, para toda mujer u hombre para quien el amor haya sido tan esquivo. Son las 3 de la tarde, el sol se encuentra resguardado en frías nubes y una que otras gotas bajando por los cabellos de una hermosa mujer, que con su aparente tristeza, acude donde Olimpia. De golpe, y sin dejarla pronunciar palabra, un ceño fruncido le avisa a la bella dama, que hizo bien en visitarla.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad, ocultando los rayos del astro rey sellando las bóvedas de los que habitan ya el otro mundo, Bernardo, con su panza regordeta y un sombrero que advierte su liderazgo entre los muertos, se la pasa día por día caminando entre ellos, de un lado al otro, cuidando algo que hace parte del más allá, pero que para algunos tiene un valor ancestral, Olimpia lo sabe muy bien.
Los caminos en las manos de la bella mujer se han puesto verdes, es casi como ver un jardín que simula un laberinto, con flores marchitas, acompañado de un inquietante movimiento que dejan ver el temor que la envuelve, a pesar de esto, al parecer, no se da por vencida, pues desea tener al amor de su vida como dé lugar. “Tu problema no es que no te quiera, tu problema es que eres muy débil para afrontar la situación”, dice Olimpia tajantemente, en ese momento, de la gaveta saca una astromelia y se la entrega a la doncella, acompañada de unas palabras: “Debes buscar un cabello, un interior que no haya sido lavado, y una foto reciente, cuando tengas estas tres cosas, vuelves a visitarme, y daremos paso a la siguiente fase”, con voz vehemente concluyó Olimpia. La hermosa joven asiente, y con aquellas manos envueltas en venas y manchas que simulan ese laberinto, toma la flor de astromelia, y se pierde hacia la luz de la puerta.
Los terrenos escabrosos y caminos escarpados se bifurcan entre las bóvedas y la dualidad que separa  éste y el otro mundo, están a flor de piel.  Las pisadas nocturnas de Bernardo ahuyentan a sectas y malandros que buscan un poco de mármol  y fumarse uno que otro tabaco de marihuana, resguardándose con el manto de la oscuridad de la noche.  La tierra de muerto, es el tesoro que quizá Bernardo ignora, pero Olimpia valora, pues en sus ritos en donde las entidades del Indio Guaicaipuro, María Lionza y el Negro Felipe, son los protagonistas para concretar el amarre tan anhelado por la joven.
Las miradas se cruzaron, esta vez las manos no tiemblan, y la hermosa joven saca de su cartera un sobre de manila envuelto, en donde se podía divisar los implementos que Olimpia había solicitado. Su misteriosa mirada circunda cada uno de los movimientos emitidos por la hermosa mujer y yace sus manos sobre la bolsa, sacando uno por uno los elementos, organizándolos sistemáticamente, como si se tratará de un programa que supiera exactamente qué hacer, como y para qué.  De inmediato comienza el rito, y sobre el interior cae suavemente un polvo de tonalidad oscura cubriendo por completo, las aéreas que buscan proteger el genital del varón. Un velón de color rojo posa encima de éste, en donde la esperma va cayendo lentamente, y en la punta, donde la llama ilumina, una fotografía arde por el fuego, que ha de caer también sobre el polvo y el esperma fundiéndose en la tela cuyos residuos corporales alberga.
El trabajo aún no ha culminado, pues las frías calles esperan a Olimpia para obtener un poco de tierra de los muertos, la misma que cubrió la ropa interior del hombre. Entrada la media noche, una sombra desdibujada se aproxima e ingresa apresuradamente en lo profundo del cementerio para adquirir de ésta piedra angular que  abre los caminos para el engranaje de todo el trabajo, estrecha su mano con Bernardo, sellando el pacto que le permitió tomar un poco de tierra, de las pocas tumbas que quedan, dejándole una cantidad de dinero por el favor brindado, para luego partir y perderse junto con la complicidad de la noche.

Desde el monte Sorte los gritos imperantes en la habitación en donde la dimensión espiritual y Olimpia se juntan, hacen un llamado a Santa Marta, diosa de los imposibles, para concretar el amarre, y encendiendo 6 velones y un tabaco en su labios, invoca a las tres potencias, en una noche donde dice ella, rinde tributo a la corte india venezolana y a quienes le dan su poder.
El 50% ya estaba cancelado, y una vez salió el alba, la bella doncella se dispuso para acudir donde Olimpia, y terminar con la otra parte de su paga, tal como lo habían acordado. Las esperanzas de retener a ese ser amado, hacían ilusión en la mirada de la joven, quien según Olimpia, no tuvo reparos en dar la otra parte del dinero restante, y con una sonrisa casi de oreja o reja que denotaba la felicidad que le hacía sentir, que por fin su amado no estaría tan esquivo.
Una semana transcurrió para que el trabajo pudiese surtir efecto, Olimpia y sus secuaces habían hecho una excelente labor, la hermosa joven mientras tanto, vociferaba y daba viva voz de que su felicidad en el amor era genuina, ese hombre que tanto deseaba tener comiendo de su mano, había sido amansado, y obedecía a  cada uno de sus caprichos.
Unas plumas negras esparcidas sobre un terreno árido, se encontraban bajo los albores, mientras los pies y manos atrincherados de la doncella, se apilaban por el escalofrío. Ella no veía de quién eran las plumas, pero sabía a quién les pertenecía,  el Indio Guacaipuro había hecho una aparición espectral en sus sueños, como reclamando desde el más allá un poco de licor para brindar por el favor ofrecido.  A partir de este encuentro entre Olimpia y la joven, varios acontecimientos repetitivos sucedieron en la semana. ‘’Bueno, cariño, todo negocio con las tres potencias tiene su precio, si estas feliz con tu hombre, debes complacerlos a ellos también, así que es mejor que tengas siempre una botella de licor en tu casa, ellos suelen beber por las noches’’ Sostuvo Olimpia con voz contundente.
La hermosa mujer con mirada cabizbaja,  parte hacia la puerta, y su sombra confusa se desvanece pensando en que hará para solucionar este nuevo improvisto.
La joven que por su exuberante belleza, y atributos prominentes, dejarían volar la imaginación a más de uno y preguntarse el por qué estaría acudiendo a Olimpia, está vez la visita, con la intencionalidad ahora, de volverse ella un agente retenedor, es decir, ser el centro de atención, la flor virgen que todos quieren tener. Olimpia nuevamente  la recibe con los brazos abiertos, como si se tratara de un cliente asiduo cuyas visitas son frecuentes y reiteradas, la sienta en un sillón consumido por el uso y de inmediato saca una estatuilla en forma de mujer, una silueta esbelta y de cabellos tan lagos que arropan los pechos y  pies de aquella enigmática mujer estampada, se trata de la India Rosa figura ancestral utilizada en ritos por chamanes y brujos. Quienes veneran a esta imagen por su exótica belleza, la usan para encomendarse, con la finalidad de sobresalir por su hermosura.
La hermosa joven, no ha titubeado a la hora de encargarse a esta figura ancestral perteneciente a la corte India venezolana y que habita el Monte Sorte, adentrándose en las entrañas del estado de Yaracuy en Venezuela, para obtener la belleza que tanto la ha caracterizado desde que hizo pacto con la India Rosa.
Hay quienes confirman y refutan la viabilidad de estos ritos ancestrales, para Olimpia no es sólo su trabajo, es su parte espiritual, que la llena y la regocija, la que comparte con almas necesitadas, quienes acuden desesperadamente a ella, buscando siempre lo mismo, leerse el tabaco, un desespero para el ser amado, o para quienes aun no  han sido vistos, pero quieren que enloquezcan cuando los vean y ser apetecidos.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Las putas también se enamoran

Mi vestido escarlata ondeaba mientras esperaba sentada en la mesa de aquel restaurante a ese hombre que jamás llegaría...

Sentada en el salón de clases, cansada de los sofismas de mis compañeros y de los gestos de desaprobación de mi profesor, irrumpe por la puerta un rostro que rompió con mi cotidianidad de inmediato y captó mi atención en el instante, algo que sin lugar a dudas deja mucho que pensar, ya que mi atención pocas cosas la acaparan. ''Les presento a Pablo, él nuevo estudiante que ha venido de intercambio a nuestra universidad, espero que le den una buena acogida'' sostuvo el profesor en ese momento, y lo primero que pensé en el instante fue: Quien mejor que yo para darle una buena a-cogida. 

Levanté mis ojos, y me encontré con la sorpresa que su mirada se entrelazaba con la mía, como si el mismo Cupido las hubiese anudado disparando sus dardos fulminantes. Maldije por un momento a quien tenía sentado a mi lado, como hubiese deseado que la silla se encontrase vacía para que él se pudiese sentar a mi lado, tuvo que desplazarse hasta el último asiento, pero en el recorrido nuestras miradas aún seguían clavadas como una estaca. La clase transcurrió con normalidad, una vez que se sentó, no le di mayor importancia, y continué escuchando los razonamientos dialecticos de mis compañeros, y los juicios a priori basados en conocimientos empíricos sin ningún fundamento, que a mi apreciación culminaban en un aporema. Pero a quien quería engañar, yo, Camila Henao, una mujer que nunca creyó en eso que llaman ''amor a primera vista'' estaba siendo seducida por ese chico que entró por la puerta, supongo que todo ser humano necesita saciarse del elixir llamado amor alguna vez en la vida, pero como lo dice la filosofa alemana Hannah Arendt, “las necesidades humanas, no nos dejan ser libres”, y yo soy una mujer libre, al menos eso creí hasta ese momento. 

Una vez terminada la clase salí inmediatamente por un cigarrillo, sin ninguna razón aparente estaba tensa y necesitaba relajarme, sumado a esto, las nubes envolvían con ímpetu la atmósfera, hecho que traería como consecuencia una tarde lluviosa, y por ende mis ganas de fumar. Mientras mis labios rozaban delicadamente el cigarrillo, en lo profundo vi una sombra desdibujada aproximándose apresuradamente, tanto así, que de repente escuché la pregunta: ¿Disculpa, tienes un encendedor?

Voltee mi cabeza y era Pablo, por alguna razón inexplicable el nerviosismo se apoderó de mí por un segundo, “Si, como no, toma'' le respondí con voz vacilante, y saque de mi cartera el encendedor, y lo puse suavemente en su mano. Era la primera vez que disfrutaba tanto fumar en compañía de una persona, sus ojos azul profundo me cautivaron, su sonrisa desbordante hacía que cada instante me pareciera una exaltación máxima. Entablamos una conversación fortuita, nos conocimos y dimos paso al preámbulo de una noche de placer y pasión excesiva.

Nuestros cuerpos estaban sumidos en la desesperación por devorarse, mi libido nunca había estado tan enaltecido, nuestras pieles se fusionaron una con la otra a la perfección, era una obra maestra de la naturaleza humana. La sensación de estar con un hombre sin que me pagaran, mientras besaba cada uno de mis poros, donde el sudor y los fluidos corporales eran los protagonistas de la noche.
Mi ser enardecía, mientras se glorificaban cada uno de mis movimientos en la cama, mis pezones endurecidos, manifestaban el grado de excitación de aquel día, hacía mucho que no fingía un orgasmo, mis gemidos eran auténticos, mis manos se aferraban a su espalda, como si él fuese una extensión de mi, de mi ser, sentía la necesidad de no quererme separar de él nunca más.

El alba entró por la ventana y los primeros rayos del astro rey revelaron nuestras siluetas desnudas, en donde quedaron los rastros de esa noche vivida en donde lo entregué todo. Y así continuaron nuestros encuentros reiterados, y cada vez más repetitivos, hasta que inesperadamente Cupido había hecho de las suyas, y los dardos fulminantes disparados ese primer día habían surtido su efecto, el amor había tocado a mi puerta, y sin titubearlo las abrí de par en par.

El tiempo pasó y nuestra relación afianzaba a pasos agigantados, el amor nos envolvía, habían planes de boda, ¡si de boda!, quien iba a pensarlo que yo, Camila Henao, se encontraría en semejante situación, luego de haber estado acostumbrada a ser una vendedora de placeres, que afirmaba con rotunda vehemencia que no había nacido para ser amada. Pero con el transcurrir de algunos años, la vida se encargaría de darme la razón.

Una llamada inesperada aquel 12 de noviembre a las 7 p.m, quedaría guardada en el baúl de mis recuerdos para siempre. “aló, ¿Camila?, Le hablamos de la clínica, queremos informarle que Pablo ha tenido un grave accidente automovilístico, y desafortunadamente ha fallecido” afirmó la enfermera con voz contundente, mientras yo lo esperaba sentada en la mesa de aquel restaurante con mi vestido escarlata, a ese hombre que jamás llegaría.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El Gran Placer

Desde temprana edad me caractericé por ser  una chica muy curiosa, siempre me llamó la atención lo desconocido, me sentía atraída por lo prohibido, lo tabú. Firme e inconmoviblemente fiel a mis convicciones, y al viejo adagio que reza: ”la practica hace al maestro”.
Yo, Camila Henao, ahora hecha toda una mujer de extraordinaria belleza y de personalidad arrolladora, la cual muchos hombres quisieran llevarme tan solo por un instante a su cama para tenerme gimiendo con pasión desmedida entre sus sabanas. En el ámbito sexual podría decirse que lo he probado casi todo, ya nada me extraña, nada me sorprende por más descabellada que sea la idea o la situación.  
Me deleitaba en mi sexualidad a plenitud,  o al menos eso creí hasta cierto día.Con un simple beso o un leve rose en mis puntos más erógenos podías hacer que me humedeciera toda, que mojara mis pantys hasta tal punto que se lograra ver la tela translúcida en mi ropa interior, y cuando llegaba la hora de la penetración y el coito conseguías que experimentara un grado de excitación y  un placer sexual indescriptible, aunque no siempre llegara a mi clímax máximo de goce y lo que mis ansías de mujer deseaban, cuando tú (hombre) si lo obtenías. Pero ese cierto día llegó, así como llega el ladrón en la noche, de repente, intempestivamente y con frenesí.
Descubrí que no necesariamente precisaba de la compañía masculina para llegar a mí clímax máximo de placer, si yo podía conseguirlo por mis propios medios. ¿Y cómo no haberlo descubierto con anterioridad? Si la respuesta estaba en mis manos literalmente, ¡sí mis manos eran la respuesta! Descubrí el gran placer que podía darme yo misma con solo acariciar mi clítoris con mis dedos y  poco a poco la humedad en mi vagina comenzaba a aparecer y aumentaba la sensación de éxtasis al tiempo que deslizaba mis dedos con suaves movimientos, accedía lentamente a mi interior. En ese momento en el que mis dedos me penetraban paulatinamente, percibía un escalofrió de placer que recorría todo mi cuerpo hasta llegar a mi punto máximo y estremecedores gemidos surgían de la profundidad de mi cuerpo, que parecía tocar el cielo.
 Ahora me pregunto, ¿Por qué no se habla de la masturbación femenina abiertamente como se hace con masturbación masculina?. Si bien es innegable que vivimos en una sociedad machista que discrimina a las mujeres por múltiples razones, y tal vez esta sea la respuesta a mi pregunta, pero lo que sí es cierto, es que  la masturbación femenina es un derecho y un deber de todas, no tenemos porque sentirnos juzgadas por realizar esta práctica, arriésgate y toma el control, explora estas habilidades autodidactas y conócete a ti misma, este tema no tiene que ser algo que amerite a entrar en el ámbito de lo tabú, ¡Fuera complejos, chicas! Conocernos a nosotras mismas es una gran ventaja!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Confesión de una prepago

Un patio colegial, la hora del recreo, 15 años,  Décimo grado,  un compañero a manera de broma me pide que se la ''mame'', yo sonrío y jugueteo pero me niego,  sin embargo,  abrió la boca y dijo las palabras mágicas”TE PAGO 20 MIL PESOS”. Desde ese día,  la curiosidad de saciar mis bajos instintos humanos comenzó a apoderarse de mí y a dominarme. Me fui al baño de hombres con él. Oficialmente fue la primera vez que mame y me pagaron,  el coordinador de disciplina entró y arruinó el momento, expulsada y en busca de un nuevo colegio me ví. El episodio no salió de mi cabeza, lo estudie meticulosamente y aprendí como se manejaba el negocio. Hola, Soy Camila Henao tengo 23 años y desde hace más de una década llevo tatuado en la piel el Calificativo: “PREPAGO”. He aquí mi historia.

Mi virginidad se la llevó mi padrastro en sus pantalones. Desde los 12 años serví de masturbador para él. Entraba a mi cuarto, me bajaba las pantys y aunque al principio puse resistencia, luego sucumbí a la fuerza de aquel órgano hinchado y amenazante que me visitaba diariamente. Un golpe con una lámpara en la cabeza a manos de mi madre arruino su historia, hoy tras rejas no dejo de recordar como fueron todas y cada una de las experiencias que hoy por hoy me hicieron la persona fría y calculadora que soy. Ya grande, traté de descubrir el amor más allá de lo fraternal, aunque siempre me tropiezo con ese brillo en los ojos de los hombres no precisamente por hacerme sentir bien, sino ese brillo que muestran cuanto están embelesados por mi físico, me ven como un objeto sexual, y no como una mujer que tiene sentimientos, metas. Creo que mi cuerpo exótico y mi profesión de “Amadora por dinero” crean un velo cegador impermeable.


Crecí, me desarrollé como cualquier otra chica que conozcas. Primero limoncitos luego melones, así fue el orden. Mi cerebro todavía no conoce el significado de la palabra que le da tanto sentido a muchas vidas vacías, AMOR, aunque muchos piensen que me lo están haciendo cuando me ponen de espaldas contra la pared y me penetran fuertemente por mi retaguardia. Cuando se ha visto tantos penes, y has follado tanto, las perspectivas cambian y varían. El sexo se torna diferente, metódico, pensado, sorpresivo. Muchas veces temo descifrar que esconderá mi próximo cliente, le gustará ponerse de espaldas y que lo penetre con el dildo de la felicidad, o me pedirá que me vista de monja y me masturbe con un crucifijo mientras me la chupa vestido de sacerdote, ya a estas alturas mi capacidad de asombro es mínima pero la expectativa siempre esta presente.

     Muchas veces me preguntaban: ¿Que es una PUTA? Y yo respondía “Es una manera no eufemizada y peyorativa, de decir prostituta, pero la verdad me agrada, creo que a lo largo de los tiempos las palabras pierden su trasfondo transgresor (dependiendo del caso, si son ofensivas) pero con el paso de este, hasta se vuelven chic, mira como la palabra perra, antes la consideraban una ofensa, ahora todas se dicen perra o bitch, ¿será que así responden las Prepago?. Simplifique,  en pocas palabras, PUTA significa ser una mujer libre. Vivimos en una sociedad donde “La Libertad” cada vez es mayor, somos libres en decidir que hacer y con quien debemos acostarnos, pero siguen existiendo hombres que les excita saber que tienen a una mujer subyugada por dinero, maniatada a lo que imponga, aparte que, si eres bonita y no eres puta, no podrán acceder a menos que te violen y eso acarrearía serios problemas, pero si eres bonita y eres puta, podrán acceder fácilmente, siempre y cuando tengan dinero obviamente. 

Y así voy por la vida, tratando de enseñar e instruir, dejando que mis labios inferiores húmedos hagan su trabajo, metiéndome en la cama de narcotraficantes, políticos o simplemente un obrero que invirtió su fideicomiso en una buena noche de sexo. Aprendiendo con cada uno de mis “Pacientes” (disfruto llamarlos así). Sé que llevar mi lengua debajo de tus testículos hará que enloquezcas de placer mientras te masturbo con mi mano derecha. Entiendo que mi Flexibilidad envidiable heredada del Pilates que practico diariamente te hará jugar conmigo en las posiciones que menos conozcas.  Conozco lo que te gusta y lo que estás dispuesto a pagar ello. La frialdad me domina, el verbo “hacer” más que “decir” está presente. Erotismo, fluidos y condones, eso es ser una Prepago por decisión más que por convicción. 

Sin miedos me despierto y me acuesto. Sueño, como y entreno, como cualquier mortal que se digne de llamarse: Humano. Alquilo una parte de mi cuerpo que te hace feliz. Crees poder pagar mi cuerpo pero solo tendrás lo mas húmedo de él. Mi cerebro sigue nutriéndose aunque mi cuerpo no te permita conocerlo. Hoy revisas los clasificados y fácilmente podrás conseguirme pero pronto pasare a formar parte de esa masa increíble que se dedica a transmitir información, y vaya que tengo casa que contar sin nada que ocultar.
Camila Henao, hoy tu Amante PUTA, mañana quizás la mujer de tu casa. ¿Acaso no sueñan todos ustedes con reunir el dinero para que yo te sienta entre mis piernas?. Soñar a mi jamás me costó nada, no me quedo con lo efímero, me voy por lo tangible, pronto te voltearas y me dirás Licenciada Henao, ¿que se le ofrece?. Mientras alisto el liguero, el lubricante y los condones. Prepárate quizás esta noche corras con la suerte de ser mi “Paciente”.

Agradecimientos a @Yeilove.